Al Vuelo/ Por Pegaso

Opinión

Kali

Entré a un grupo de fans de Kalimán, El Hombre Increíble llamado precisamente “Kalimán, El Legado de Kali”.

El Administrador de este grupo de Facebook se quejaba porque muchos de los usuarios hacen preguntas estúpidas que los verdaderos admiradores del hombre del turbante no podrían hacer, por respeto al personaje.

Kalimán, para los que no sepan, es el único héroe mexicano que está a la altura de todos los del universo Marvel y DC. Es más, creo que les patearía el trasero a Hulk, Ironman, Spiderman, Thor, Superman, Batman y Wolverine juntos. Solo basta con que lo vean a los ojos para quedar hipnotizados, o lanzarles un dardo somnífero…

Bueno, la verdad es que los poderes de Kalimán no eran tan fantasiosos como los héroes que nos vende Hollywood. Más bien, se trataba de habilidades que fue desarrollando durante mucho tiempo con sacrificio y perseverancia.

Era maestro de varias artes marciales, como el karate y el jiu jitsu, dominaba la concentración mental, podía hacer el “actus mortis” o muerte fingida y era muy inteligente.

Nada que ver con El Chapulín Colorado, que era más ágil que una tortuga reumática, más fuerte que un ratón con anemia y más noble que una lechuga romanita.

Kalimán siempre andaba acompañado de un niño llamado Solín, a quien solía dar salutíferos consejos de cómo ser mejor persona y ayudar siempre a los demás.

Entre las preguntas chafas que los usuarios del grupo hacen constantemente están:

-¿Kalimán tenía apellidos?

-¿Por qué nunca se casó?

-¿Dónde puedo conseguir la planta con la que Kalimán preparaba sus dardos somníferos?

Pero la mayoría son gente que aporta buenas anécdotas y datos que no sabíamos de nuestro personaje favorito.

Por ejemplo, ¿sabían mis dos o tres lectores que Kalimán lleva en su traje los colores de México?

El verde de la esmeralda que tiene su turbante, el blanco del traje y el rojo del interior de la capa.

Esto, a pesar de que se supone que Kalimán es descendiente de la diosa Kali, que nació de una familia noble de un pueblo del Tíbet y de que pocas veces visitó nuestro país, si no fue para resolver el Misterio de las Tumbas de Bonampak.

Entre sus frases más célebres, y que han quedado en la memoria colectiva de los mexicanos están las siguientes:

-No hay fuerza más poderosa que la mente humana, y quien domina la mente lo domina todo.

-Serenidad, serenidad y paciencia, mucha paciencia.

-Siempre hay un camino cuando se sabe mirar con los ojos de la inteligencia.

-Un largo camino se inicia con el primer paso.

-No se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad del Todopoderoso.

(Léanse imaginando la voz de Luis Manuel Pelayo, locutor que le dio vida en las radionovelas).

Por cierto, me sigo preguntando por qué, si El Hombre Increíble no mentía ni engañaba, en la introducción de la radionovela siempre decían: “E interpretando a Kalimán, el propio Kalimán”, y nunca le daban el debido crédito al pobre Pelayo.

Va el refrán estilo Pegaso: “Aguarrrda, Solín; aguarrrda”. (Esperrra, Solín; esperrrra).