AL VUELO/ Por Pegaso

Opinión

Tiempo

Como decía Renato Leduc en su laureada canción: “Sabia virtud de aprovechar el tiempo, a tiempo amar y desatarse a tiempo; como dice el refrán, dar tiempo al tiempo, que de amor alivia el tiempo”. 

Y parece que el tiempo pasa volando. 

Yo recuerdo todavía cuando yo era un Pegaso chaval, allá, en el barrio de El Chaparral, cuando después de salir de la escuela, nos íbamos a jugar futbol a la labor o a un campo que había entre el bordo y el río. 

Los juegos que hacíamos eran por temporadas: Durante la época de lluvias, cortábamos unas ramas de matorral, le colocábamos en la punta una bola de lodo duro y lanzábamos el proyectil a gran distancia. 

Luego venía la temporada de la resortera, del trompo, de las canicas, de la güila, del burro bala y muchos, muchos divertidos juegos más, porque no había consolas de videojuegos, ni computadoras, ni teléfonos inteligentes ni redes sociales. 

De aquellos tiempos a la fecha ya ha pasado casi medio siglo, y parece que fue ayer. 

Hoy, apenas remontamos el primer semestre del 2022 y ya se nos viene encima la Navidad. 

En agosto me gradué como Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Tamaulipeca, pero el tiempo se pasó volando. 

Cuando ingresé, aún teníamos clases presenciales. Luego se vinieron dos años de enseñanza a distancia, con el uso de las plataformas digitales y nuevamente retornamos a las aulas. 

Y ya ven. En este año han pasado muchas cosas: Rusia le declaró la guerra a Ucrania, los haitianos nos invadieron, la pandemia declinó y la sequía nos castigó. 

Quedan dos meses de este año y éstos se irán en un pestañeo. 

Ya pasó Halloween y estamos en el Día de los Fieles Difuntos. El 20 de noviembre habrá un colorido desfile conmemorativo de la Revolución y párele de contar, porque seguirán las preposadas, luego las posadas, la Navidad y el Fin de Año. Y nuevamente a comenzar otro ciclo, un nuevo año que nos traerá nuevas sorpresas, algunas gratas y otras no tanto. 

Hay quienes buscan conocer lo que nos depara el destino consultando a los videntes, como Mohni, El Brujo Mayor, Nostradamus o Baba Vanga, pero eso es inútil, porque el tiempo es impenetrable. Podemos hacer prospectiva, teniendo los necesarios datos, como el pronóstico del clima, que es muy acertado, pero nunca pretender anticipar hechos concretos como los que dicen que profetizaban todos esos charlatanes de antes y de ahora. 

Lo que sí sé es que 2023 será un año difícil. En México, la inflación acelerada, el avance de la delincuencia organizada, abrazada con el Gobierno Federal, las desapariciones, asesinatos, persecuciones políticas y todo lo demás que anticipa la instauración de un régimen autoritario. 

No. Lo he dicho muchas veces: No soy profeta, augur, nigromante, oraculero, arúspice o pitoniso, pero resulta obvio que en algunos temas vamos para peor. 

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “La dimensión temporal es metal aureo”. (El tiempo es oro).