El priista Gattás

Opinión

Por Oscar Diaz Salazar

El señor Eduardo Gattás, – sedicente licenciado-, es, en esencia, un priista, un individuo formado en la cultura del PRI, un político habituado a los usos y costumbres del PRI, aunque hoy sea presidente municipal de Victoria, postulado por morena, PT y Verde.
Lalo Gattás solo es moreno por el tono de su piel, y de Cuarta es la categoría del gobierno que encabeza.
Gattás está acostumbrado a los liderazgos verticales, que mucho facilitan la vida a los actores políticos, pues solo necesitan satisfacer las expectativas del patrón, sin tener que andar conciliando intereses, atendiendo compromisos o quedando bien con el pueblo.
Gattás le sabe a eso de enamorar al jefe, y solo al jefe, y no es partidario de esa costumbre de debatir, conciliar y convencer a los integrantes de los órganos de dirección partidista, que existen en morena, como existen en el PRI, pero solo sirven para validar las decisiones del “Uno”, y como escenografía para la foto de la unidad y el consenso partidista.
Gattás tiene una visión patrimonialista del gobierno, como los priistas, y supone que el cargo le autoriza a hacer negocios, beneficiar a su parentela y amigos, utilizar recursos públicos para que se le rinda culto a su persona.
Gattás es un convencido practicante del presidencialismo que implementaron los priistas en nuestra cultura política. Si alguna vez leyó la Constitución y el Código Municipal, decidió ignorar los artículos en los que se estipula que el gobierno municipal lo ejerce una asamblea, integrada por regidores, síndicos y un presidente municipal.
Gattás optó por la costumbre priista de transferir recursos millonarios a esa especie de caja negra que históricamente han sido los DIFs, (porque nadie los fiscaliza), para mantener entretenida a su esposa, y bien refaccionada, antes que imitar la discreción y prudencia del presidente López Obrador y su esposa, en su actitud frente al DIF nacional.
Gattás convocó a su gabinete y a la administración municipal a los priistas, no integró a militantes de morena, no invitó al gobierno a los simpatizantes del Partido del Trabajo y no reclutó a miembros del Partido Verde. Puro priista encuentras en la nómina de Victoria.
Gattás no sabe, no conoce, no ha leído, ni le han platicado y mucho menos ha vivido, los acontecimientos importantes en la historia de los movimientos progresistas, de las luchas de la izquierda, de los personajes más relevantes.
Gattás, como muchos priistas, se sienten purificados por haber ingresado a morena, porque consideran que poseen las mismas virtudes que su líder, por el simple hecho de “decretarlas”, como si las palabras fueran mágicas (que si lo son, pero en otro sentido) al decir que no roban, no mienten ni traicionan, se convierte en realidad esas virtudes que son la antítesis del priismo, ahí donde abrevaron (anti) valores, practicas, mañas, pensamientos, actitudes e ideas, que por supuesto no se quitan de la noche a la mañana, por mas que se vistan de guindo e intenten convencerse y convencernos de su cambio.

Con Gattás aplica a la perfección aquello de que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”