¿Y los Ayuntamientos?
La geografía política tamaulipeca, está como sigue: de los 43 Ayuntamientos, el PAN, gobierna 24; MORENA, 12; PRI: 04; PT, sólo 02 y únicamente 01, como Cabildo Independiente. Es decir: cuantitativamente, los azules dominan, la entidad en tanto los guindos, tienen el control político-administrativo de más del 70 por ciento de la zona en términos demográficos y presupuestarios, toda vez que uno de los indicadores usados por el Congreso local para aprobar el gasto público a los municipios, es el poblacional.
Es decir: el panismo tiene en su haber el 50 por ciento -más dos alcaldías- de las 43 presidencias municipales tamaulipecas.
Con un añadido: el bando azul, tiene en su órbita de influencia a sus aliados el tricolor, que posee la nada despreciable cantidad de 04 presidentes municipales y al independiente que tiene su sede en Jaumave.
En suma: el cabecismo -si tomamos en cuenta el absoluto control del partido que tienen los hermanos Cabeza de Vaca en la región- puede presumir de tener en un puño a 29 jefes edilicios: 24 PAN, 04 PRI y 01 el sin partido.
La lógica monetarista de MORENA mantiene el centro de atención en la disputa de los Ayuntamientos tamaulipecos con mayor presupuesto y mayor densidad poblacional.
No es mala la estrategia.
Lo malo, es dejar de paso, lo esencial para la gobernabilidad y para poseer uno de los elementos necesarios para la promulgación de Leyes afines a la filosofía y a la praxis de la IV T: el ejercicio legislativo de la mayoría calificada -es decir: de las dos terceras partes de la Cámara- tiene que ser avalada por la mayoría de los Ayuntamientos.
De otra forma: el Ayuntamiento tamaulipeco, otro de los candados para ejercer una gobernabilidad exógena, desde Texas, y desde la residencia de los Cabeza de Vaca, está secuestrado por un panismo que no ha podido ser erradicado -por diversas razones-.
En ese contexto, en ese escenario, de evidente minoría de la IV T, en ese espacio de gobierno -las presidencias municipales-, alguien tiene que hacer algo, si el lopezobradorismo va en serio en su proyecto de cambiar de régimen y no sólo cambiar de siglas o de personas.
Es muy probable que el PAN, pierda potencia en la elección del 2024; y lo mismo su aliado más fraterno: el PRI. Ambos van en caída libre en las preferencias ciudadanas. Se ve complicadísimo que los albiazules, repitan en los 24 Ayuntamientos; como también se ve lejano que un decadente -a punto de la extinción- tricolor repita en ese póker de alcaldías.
El reacomodo de los Ayuntamientos, puede que no sea tan espectacular; lo que si, se puede vislumbrar, es el incremento de la fortaleza de MORENA en las presidencias municipales y el descenso en la potencia del PRIAN en las alcaldías.
¿Puede MORENA ganar la mayoría de los 43 Ayuntamientos?
Se ve complicado.
La viabilidad de dar un vuelco en la correlación de fuerzas en la entidad, a nivel presidencias municipales, no parece estar en el interior de la IV T; más bien, descansa en lo explosivo que están siendo las contradicciones internas del PAN que podría generar una implosión y en la hipotética expansión clientelar y política del MC en la región.
De otra forma: el MC, podría llevarse algunas alcaldías consideradas como pequeñas. Esta circunstancia, construiría un entorno amigable para la cuatroté. Esto, provocado por la política excluyente del PAN y la conducta sectaria de MORENA, que echaría en brazos de un vector emergente en la comarca como lo está siendo la ola naranja.
¿El MC, negociaría con la IV T local?
La peculiaridad de la atmósfera sociopolítica tamaulipeca -un cabecismo, que realizó una persecución policiaca contra el principal líder del MC en el estado, Gustavo Cárdenas y el monopolio del poder cabecista al interior del PAN- hermanó a Gustavo en la pugna de la IV T contra el ex gobernador panista, quien, desde la llegada de Américo Villarreal Anaya a la gubernatura, se convirtió en uno de sus aliados estratégicos más sólidos y valiosos.
Lento, pero seguro, los Cabeza de Vaca, se enfilan a su autoinmolación.
