Al Vuelo/ Por Pegaso

Opinión

Agradecimiento

Al inicio de este año 2024 y a solo unos meses de que termine el sexenio, yo sí tengo algo qué agradecer al cabecita de algodón, también conocido como ALMO y “El Rorro de Macuspana”.

Lo que tengo que agradecerle, y mucho, es que no le haya partido la madre a la economía del país, a la macroeconomía de México, a pesar de las obras faraónicas y los cuantiosos dispendios que se hicieron.

No estamos como Venezuela, no estamos como Argentina o como Cuba, y eso ya es ganancia.

La paridad del peso frente al dólar está en niveles favorables. Hoy amaneció a un tipo de cambio promedio de 16.5703 a la compra y 17.2849 a la venta.

También, a nombre de los viejitos, debo agradecer porque su gobierno ha impulsado que se eleve la pensión a adultos mayores hasta 6 mil pesos bimestrales y que ya se esté pensando en crear un mejor sistema de pensiones para los trabajadores.

En Estados Unidos, cuando un trabajador se jubila, tiene derecho a una pensión vitalicia. El resto de su vida se dedicará a jugar golf, a comprar chucherías que ni necesita, a tomar cerveza y a rascarse la barriga en algún paradisíaco destino turístico.

En México, si bien te va, tienes un AFORE que te dará cinco mil pesos mensuales hasta que se acabe y el Gobierno se lava las manos. Cuando se te acaba esa lanita, ya te cargó el payaso.

No puedo agradecerle de ningún modo que haya hecho pacto con los delincuentes.

A diferencia de él, yo no considero que sean ya seres humanos, sino bestias sedientas de sangre y poder. No se les puede aplicar el mismo criterio que a los ciudadanos, sino que se les debe perseguir con todo el poder del Estado. Los derechos humanos son para los humanos derechos, no para los que andan chueco. De lo contrario, la CNDH se llamaría Comisión Nacional de los Chuecos Humanos.

Este gobierno le queda mucho a deber al pueblo en medicamentos, en atención médica, en hospitales, en educación. Estamos muy, pero muy lejos de ser como Suiza en ese aspecto, a pesar de que fue una de las promesas de campaña que más votos le produjo al Pejidente cuando era candidato.

Pero aún con la inseguridad, la enorme división, las desapariciones forzadas, la inseguridad, la falta de medicina para niños con cáncer, los dispendios, las mentiras, la corrupción, el gobernar con las tripas y todo lo que usted guste y desee agregar, México está mejor que otros países de Latinoamérica.

Queramos que no, aquí las mafias están alineadas, y hacen lo que hacen porque se están peleando entre ellas, no porque el Ejército las esté combatiendo.

Veámonos en el ejemplo de Ecuador, un país pequeño, más tirándole a república bananera que a país en desarrollo.

Poco a poco se fueron metiendo las bandas criminales hasta que lograron controlar todos los aspectos de la vida social, económica y política.

Al menos dos de los cárteles mexicanos tienen metidas las patotas en ese país, el de Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa.

Sus “ahijados” son los que tienen de cabeza a los ecuatorianos, quienes están sintiendo en carne propia, lo que nosotros sentimos cada que hay una balacera o una masacre.

El error de ellos es haber tomado una televisora en vivo, porque se convirtieron en grupo terrorista. Es como si de pronto al cártel fulano se le ocurre irrumpir en el programa de Circo Gómez Leyva o en el de Loret de Mula, o en el del Teacher López Tóriga. Solo eso falta para darle a Estados Unidos el pretexto que le falta para catalogar a las mafias mexicanas como terroristas e iniciar operaciones militares dentro de nuestro país.

Son dos caras de una misma moneda para México: El de la economía relativamente sana y el de la violencia desbordada.

El primer tema, que depende de circunstancias internacionales, está colgado de un alfiler, y el segundo, ya forma parte de nuestra vida cotidiana.

Por eso, aquí los dejo con el refrán estilo Pegaso que dice así: ”Hacia donde dirijas la vista”. (Pa’ donde volteyes).