Adán Echeverría-García
Desde la sonrisa guasónica de Jorge Álvarez Máynez hasta terminar con el escudo nacional de cabeza; eso es algo de lo que la gran mayoría de los mexicanos pudimos observar en el primer debate de los tres candidatos a la presidencia de México. La noche antes del eclipse solar, las pasiones políticas se volvieron —como marca la cultura latinoamericana— motivos de risa.
Sin importar la cruda realidad de los asesinatos en muchas regiones de México, la violencia contra las mujeres, la desaparición de niños, niñas, jóvenes, o toda la corrupción que aún permea en personajes de los gobiernos municipales, estatales, federales, de nuevo el Teatro de la Democracia mexicana nos regaló, y a nivel nacional, para seguir dándole dinero a prensa, radio y televisión, desde luego, otras de sus desagradables farsas.
¿Qué le queda al ciudadano votante? Soportar sus payasadas e intentar reír a costa de estos personajes.
La señora X salió como todos lo esperaban, atacó con los temas que todos sabían que atacaría: Rébsamen, Línea 12, los hijos del presidente, tú eres la tapadera de AMLO y de sus hijos; y cero propuestas, cero ideas de lo que hará si llegara a ser la presidenta de México. Varias veces dijo que para la Educación en México entregará tabletas, les enseñará a los niños inglés, robótica y tecnología. En verdad que no comprendo porqué cree que todos los mexicanos, que todos los niños tienen ganas de aprender robótica y por qué deberían de aprenderlo. Es decir: no tiene una propuesta para la educación. También habló de volver a las Escuelas de Tiempo Completo; me parece adecuado, pero eso es algo que ya existía, es decir: quiere volver al 2012, y retroceder 12 años, tampoco es una propuesta de ella. Y no la hay porque la señora X no sabe ni por qué quiere ser presidenta de México, más allá de tener la posibilidad de obtener más y más contratos para sus empresas y las empresas de sus amigos, compinches, hermanos, familia. No pudo presentar ninguna novedad, toda ella acabó por ser una broma, como todos sabíamos y anticipábamos que ocurriría.
La señora C, presentó propuestas. Olímpicamente ignoró todas las acusaciones sin fundamento (y ya explicadas una y otra vez en su momento) que la señora X le hiciera. Sin embargo, en un momento la señora C, asestó un golpe de esos “tenga para que aprenda” al sacar dos folders, ponerlos en la mesa, y señalarlos como pruebas que dejaría a los periodistas que conducían el debate, sobre los contratos que obtuvo Xóchitl en 10 años (2013-2023) con el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) por más de 19 MDP; la señora C dijo: “¿saben por qué la candidata del Prian quiere tanto al INAI?” Y la cara que la señora X puso en el momento de ser exhibida no ha dejado de dar vueltas en las redes, se le nota enojadísima, devastada. Ya no pudo reaccionar luego de ese golpe, ya no escuchaba las preguntas, tenían que repetírselas una y otra vez, decirle: “candidata ¿no va a contestar la pregunta?, le queda tiempo”; pero la señora X estaba acabada.
En cambio, el señor J sonrió, sonrió más todavía, sonrió luego otra vez, y su sonrisa está causando una oleada de pesadillas entre los infantes de México que han topado con esa terrible y trágica sonrisa. Máynez al final logró darse a conocer, incluso dijo: “Gracias, gracias al INE, a Movimiento Ciudadano, por permitirme estar acá, me voy a presentar con lenguaje de señas”, y usó su tiempo para hacerlo, mientras todos nos quedamos con las ganas de que contestara la pregunta. Los memes no lo han dejado en paz desde ese momento.
Querido lector, una tragedia más en el montaje del Teatro de la Democracia mexicana. Como lo lamento.
