La Comuna

Opinión

José Ángel Solorio Martínez

El histórico, Sapo de la Torre
Él, es un fenómeno político, como el cometa Halley que aparece cada cien años en el firmamento; nadie ha podido vencerlo en las urnas; inició su vida política en el PRI, de donde salió para posicionarse en las trincheras ciudadanas; nadie como él en la historia de los Ayuntamientos de Tamaulipas: ha gobernado tres veces a su municipio.
Va por la IV.
Para evitar confusiones: va por la cuarta vez de alcalde, por la vía que más le acomoda, por el camino sinuoso de los candidatos independientes en su pueblo querido, Llera.
Es ni más ni menos, que Héctor de la Torre Valenzuela.
Sus amigos y adversarios, lo conocen como El Sapo.
No le agobia el mote; al contrario: lo presume como una marca que dice, lo llevará por “cuarta ocasión” a la presidencia municipal.
Como nadie en el sistema político tamaulipeco, se ha movido con éxito en las competencias electorales. No tiene partidos; no tiene padrinos; no tiene jefe político a quien obedecer.
Doce años al frente de un Cabildo, no lo ha logrado ningún político de este, o pasados siglos.
Sin duda y por los resultados, este personaje debe ser el más de mayores consensos ciudadanos en muchas leguas a la redonda de Llera de Canales.
En tanto otros candidatos y ex funcionarios, viven agobios por su paso en las diferentes instancias de gobierno –ex gobernadores huyendo de la ley; alcaldes, con antecedentes por ladrones y bandidos y legisladores con fuero para violentar la ley– el Sapo anda como si nada en sus dominios y en la región.
Es un hombre de baja estatura; piel morena de traga-años; ojos grandes, tan redondos como exorbitados –muy probablemente de ahí salió su célebre apodo–; rostro lampiño y sonrisa rápida.
Sólo un sujeto con carisma de sobra, puede lograr la hazaña del Sapo.
No se ofende si la gente le llama por el sobrenombre. Acaso sea un amuleto. Quizá, ese mote sea su protección.
Algunos de sus más cercanos amigos le dicen Sapito.
¿Cómo ha persistido su nombre y su labor en el imaginario colectivo de los llerenses con tanta potencia?
A bote-pronto: seguramente porque no ha gobernado mal.
La gente lo sigue, muy probablemente por sus populares métodos de gobierno. En sus tres trienios que ha estado al frente de la ciudad, se recuerda, los servicios públicos han funcionado con eficacia. Algo que ha llamado la atención de los habitantes del pueblo, es el respeto que los guardianes del orden han mostrado con los diferentes segmentos sociales.
En sus campañas políticas, no promete gran cosa: solo gobernar para la gente.
¿Y eso es suficiente?
Sí.
Es más que suficiente, si se cumple.
Se infiere que el Sapo seduce a sus conciudadanos, con la simple receta de trabajar en bien de sus comunidades.
¿Ganará de la Torre Valenzuela su cuarta medalla de oro?
Muy probablemente sí.
No está confrontado con los partidos. Los ve con indiferencia. Es más: ni siquiera se le ve debatir con sus adversarios ni con los partidos que los postulan.
De la Torre Valenzuela, debería ser ejemplo para quienes gobiernan y quienes desean ser gobierno. Mucho le aprenderían sobre cómo convertirse en gobernantes trascendentes y estimados por sus representados.
¿Hay otro ciudadano que haya gobernado cuatro veces sus municipios en la región?
No que se sepa.
Ante tanta pus que corre por las venas de los partidos políticos de la comarca, el Sapo seguirá siendo una opción transparente y amable para los votantes asentados en las márgenes del Guayalejo.