DESCOMPOSICIÓN SOCIAL Y ESTRÉS DETONAN SUICIDIOS

Portada Reynosa

Por Hugo Reyna/ EL SINODAL DE TAMAULIPAS

Reynosa, Tam.- En opinión del experto en medicina psiquiátrica. Amadeo de León Carrillo la descomposición social que afecta a las familias, la ausencia de valores, comunicación y solides en el lazo afectivo, así como el estrés generado por la situación de violencia constante a la que son expuestos y la subcultura que deriva de este fenómeno, detonan la incidencia de casos de suicidios en adultos y con menor frecuencia, pero latente en menores.

En entrevista con el especialista psiquiátrico preciso que al suicidio lo rodea una combinación de factores, siendo desde antecedentes de cuadros depresivos en la familia, conflictos, disfunción de pareja o familias disfuncionales, así como violencia intrafamiliar y el uso de o consumo de drogas lo mismo entre los padres o los hijos.

Rasgos de carácter y temperamento de la persona pueden detonar el riesgo y potencialidad una conducta auto-destructiva y violenta contra las vidas del individuo.

La violencia frecuente en donde el menor o adulto es expuesto a sufrirla o por medio de la sub-cultura que rodea a la misma, es determinante para iniciar una depresión que se va incubando y llevando a terrenos hostiles a la integridad de la persona.

SE SUBESTIMA LA DEPRESION INFANTIL

Cuando se trata de casos de suicidio que involucra a menores de edad. De León Carrillo revelo que en muchos de estos se ha subestimado la depresión a la cual los chicos han sido sometidos, pensar que por su condición de menor no pueden padecer de depresión y periodos de ansiedad, irritabilidad o violencia como sucede con los adultos.

-En los niños la depresión no se presenta igual que en los adultos, hay síntomas diferentes, pero que igual asoman una intención de agresión hacia su propia vida, el aislamiento, desconexión con su entorno social, episodios de violencia física auto infligida o contra otros, todo eso se debe de tomar en cuenta-, Dijo.

Confío que es imperativo que tanto chicos como adultos sean puestos en tratamiento con un médico psiquiatra o psicólogo que permita diagnosticar alguna alteración en el comportamiento y descartarlo, o a su vez iniciar una atención profesional que permita a la persona superar ese episodio que puede derivar en intentos de suicidio.