Mis Datos/ Por José Ángel Solorio Martínez

Opinión

Los Presidentes que siniestraron Tamaulipas

 Soy hijo del boom algodonero en el norte de Tamaulipas (Que no fue, mas que las exitosas políticas agropecuarias del Presidente Lázaro Cárdenas). Viví y disfruté, quizá el periodo de bonanza económica más espectacular en la historia de nuestra región. Los ingresos de una familia rural o urbana, fueron como nunca, suficientes para lo más indispensable. No exagero, si afirmo que gracias a ese amigable entorno, miles de jóvenes –hijos de obreros y campesinos–, tuvimos la oportunidad de llegar a la Universidad.

 (Todavía alcancé a ver esa favorable permeabilidad social a finales de los años 70 en la Preparatoria en donde impartí clases: el 90 por ciento eran trabajadores de la maquila, hijos de campesinos –obreros agrícolas, ejidatarios o rancheros– que escalaron socialmente en el estatus de su comunidad con esos estudios pre universitarios y universitarios).

 A finales de los 80, todo se derrumbó.  

 Se dejó morir la delegación de la SARH (Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos): de más de tres mil trabajadores que tuvo, pasó a ser una institución en liquidación: para el año dos mil, los presidentes apóstoles del neoliberalismo, había achicado la planta laboral a no más de trescientos empleados.

 Igual con la PRONASE (Productora Nacional de Semillas), el CIAGON (Centro de Investigaciones del Golfo Norte), FERTIMEX (Fertilizantes Mexicanos), el BANRURAL, cuyo aniquilamiento impactó negativamente en la productividad del campo tamaulipeco.

 ¿Qué Presidentes desmantelaron toda esa red de instituciones para el auxilio del campo y de los hombres del campo?

 Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

 Todos ellos, rompieron con un tejido socioeconómico que había generado bienestar, para dar paso a un régimen de privilegios en donde la corrupción pudrió y casi acabó con todas las dependencias con enfoque social. Se entronizaron las privatizaciones y la venta de los bienes de la Nación a compadres y amigos.

 Muy probablemente, el Presidente que más ha dañado a Tamaulipas, es Calderón. Nos arrastró a una imbécil guerra, de la cual aún hoy no podemos escapar. Miles de muertos, desaparecidos, heridos, han sido el saldo de esa terrible acción –ya se sabe: fue un intento por legitimarse toda vez que se había apropiado de la Presidencia mediante un monumental fraude– en la entidad.

 Tanto nos afectó esa decisión del panista, que es difícil, encontrar a personas que no hayan sentido en carne propia los impactos de esa desmedida violencia.

 ¿Qué si salí a votar para llevar a juicio a los ex Presidentes?

 ¡A güevo, que sí!

 ¡Y por el sí!

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