Una Tras Otra/ Por Jesús Hernández García

Opinión

Gratitud a esos guardianes de la salud

La Secretaria de Salud y COEPRIS han estado haciendo un esfuerzo importante para disuadir a los comercios de giros no esenciales a mantener la sana distancia y asumir medidas que eviten la propagación del COVID-19.

Restaurantes, mueblerías, perfumerías, gimnasios y en general, negocios de actividades diversas, pequeñas y grandes, han asumido con responsabilidad y, en la gran mayoría, en detrimento de su economía este exhorto que ya se ha traducido en un ordenamiento con las implicaciones legales y económicas establecidas.

Muchos amigos, propietarios de restaurantes, se han visto obligados a tener que reducir su planta laboral, cerrar sus puertas por la baja en sus ventas o convertirse en negocios con reparto a domicilio para subsistir y preservar la economía de sus empleados y estos a su vez de sus familias.

Las grandes tiendas de autoservicio no han escapado a la exigencia que nos obliga a todos a sumarnos contra esta pandemia que ya provoca la perdida de vidas; familiares, conocidos o amigos han sucumbido, otro más luchan por sus vidas en la total soledad.

Ni las mismas autoridades saben con exactitud en que plazo podría acotarse el avance de este mal, aunque mucho se especula que sería hasta el mes de julio, quizá octubre cuando se logre reducir el problema de salud, con las implicaciones económicas, laborales y alimenticias que serán inminentes, además de otros efectos que aniquilarán a la mayoría de las clases sociales, obvio con mayor severidad a las más desprotegidas.

Esa es la razón por la que toda la sociedad mexicana debe asumir su responsabilidad, nadie quiere perder, todos buscamos el bienestar social y económico de nuestras familias, pero sin exponer a nuestros semejantes.

La medida de contención que implementan todos los gobiernos es dolorosa, angustiante, nos incomoda, parece ilógica y se traduce en expresiones de impotente rabia; pero finalmente se deben implementar, la vida de todos va de por medio.

Aquí el paréntesis para reconocer la valentía, el esfuerzo más allá de sus fortalezas de médico, enfermeras, camilleros y de todo el personal que conforma la platilla laboral en instituciones hospitalarias, públicas o privadas.

A muchos de ellos se les ha agraviado de forma injusta, el estar expuestos al contagio lo asumen como parte del riesgo de su profesión, acción que no se dimensiona y lamentablemente se acalla con el desprecio que desemboca en la agresión.

Todos los días se da cuenta de hechos en los que médicos y enfermeras, apenas salen de sus jornadas, son agredidos, sufren injurias y se les exhibe como los portadores del mal que nos aqueja.

La población vive en constante estrés, se muestra intolerante, no dimensiona el problema y tampoco contribuye para solucionarlo.

Victoria, como el resto de las ciudades del estado, país y otras naciones, se muestra desolada; el llamado que hacen las autoridades gubernamentales se debe entender y atender.

Esta es la oportunidad de que México, como país, muestre la unidad que lo caracteriza y juntos como nación, sin condiciones, asumamos nuestro compromiso ante la adversidad.

Gracias a mis doctores y doctoras; al farmacéutico, a la enfermera, muchas gracias a los hombres de blanco que, sin cuartel luchan para salvar vidas de personas que no conocen, sin importar poner en riesgo la suya.

Como periodistas asumimos la delicada responsabilidad de ser coadyuvantes en este momento de tragedia internacional, sin responder a ideologías partidistas.

Quizá a muchos les genere incomodidad lo que se plasma en medios, las estadísticas son frías, pero reflejan la cruda realidad.

Disculpas a quienes sin pretenderlo y ni así quererlo hemos incomodado, todos vamos en este barco y el sacrificio bien vale la pena.

Abrazo, JACOBO VILLANUEVA.

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