GOBIERNOS EN RIESGO

Opinión

La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

¿Qué pasa en nuestras ciudades, que una imprevista tormenta causa severas inundaciones y daños en los bienes de los ciudadanos tamaulipecos?
¿Por qué son tan recurrentes esos fenómenos sin que la autoridad puede antemperarlos, minimizarlos previsoriamente?
Hoy, miles de personas en el sur de Tamaulipas sufren los efectos devastadores de las lluvias.
Es ya, un dato cotidiano en grandes municipios como Reynosa, Matamoros, Río Bravo,
Altamira, Tampico y Madero.
Esos importantes centros poblacionales, tienen algo en común que los convierte en lugares vulnerables para sus habitantes.
No sólo ponen en peligro sus bienes; también, el bien supremo: sus vidas.
La zona conurbada, todavía no presenta víctimas fatales; en Reynosa, ya han sucedido esos hechos lamentables.
¿Qué está pagando la gente residente de esos lugares, que son trampas mortales?
El poder de la naturaleza, siempre está ligado a la naturaleza del poder.
Es decir: el cómo se organiza la sociedad, influye en cómo se enfrenta el desenfrenado y errático poder de la naturaleza.
No se puede prever lo que nos depara la naturaleza: sí, se pueden prevenir sus efectos en las poblaciones.
Bajo el amparo del poder municipal, se ha extendido la mancha urbana no por la lógica del bien de todos; sí por el juicio, del beneficio de algunos cuantos. Por la óptica del dinero, han privatizado espacios que han sido utilizados por viviendas o construcciones comerciales, que originalmente servían de espacios de desfogue y de franja de seguridad para las poblaciones del casco de la ciudad
En Reynosa convirtieron propiedad privada el dren de las Mujeres, parte del norte del parque Adolfo López Mateos y el oriente del pueblo en donde se levantó la zona de hospitales.
En Río Bravo, al norte de la ciudad se negociaron los drenes que daban seguridad a las colonias Morelos e Hijos de Ejidatarios. Ello generó un tapón que eleva la posibilidad de una inundación.
En Matamoros los gobiernos del PRIAN, fraccionaron los terrenos del norte de la ciudad y generaron un amplio terreno en peligro de inundación; principalmente en la Colonia Jardin que ha sido el predio de protección en el pasado -años 50 y 60-. Hasta el Consulado de Estados Unidos, puede ser afectado por las lluvias.
En Altamira, decidieron ganarle terreno a las lagunas. Y el poder municipal creó un raro fenómeno: democratizó la desgracia; se inundan los millonarios en Lagunas de Miralta y se afectan los vecinos de la Laguna Champayán por igual
En Tampico lo mismo: poblaron los alrededores de la Laguna del Chairel dándole al poniente de la ciudad un ambiente inseguro como explosivo.
En Madero, más de diez colonias que se asentaron con la venia de los gobiernos municipales, en superficies prohibidas por ser notoriamente bajas, están afectadas.
Los gobiernos tienen que cambiar; antes que la gente, cambie de gobiernos.

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