Por Oscar Díaz Salazar
En términos de costo político, le han salido muy baratos, a los morenistas (y aliados), estos primeros años de gobierno, siete años, si tomamos como referencia el triunfo de AMLO en 2018.
Por lo menos en Tamaulipas, los primores han tenido una oposición muy modosita, compuesta mayormente por panistas que no quieren mover el avispero, porque está muy reciente su paso por el gobierno y aún no prescriben ni se olvidan todas las trampas que hicieron cuando manejaron el dinero público.
Los militantes y simpatizantes del PAN, que no ocuparon cargos relevantes en el cabezato, o que ni siquiera tuvieron chamba en las administraciones panistas, están deseosos de ver a su partido dando la batalla, señalando las malas acciones y decisiones del grupo gobernante, retomando el papel de críticos y dignos representantes de la decencia y las buenas costumbres.
Lamentablemente para toda esa gente buena y honorable que simpatiza con el PAN y que participa en la política con el ánimo de construir una sociedad mejor, -una patria ordenada y generosa, como dicen los documentos básicos del partido-, el partido tiene dueño, tiene gerente, administradores y una burocracia que obedece fielmente las instrucciones de Francisco N, y que está más interesada en dejar hacer y dejar pasar a los malos gobernantes actuales, con tal de que también a ellos les garanticen impunidad en lo que ellos hicieron.
Aunque existan condiciones objetivas para el resurgimiento del PAN, porque los gobiernos de morena resultaron tan malos como los priistas de antaño, las fuerzas políticas albiazules seguirán inmovilizadas porque sus Generales están ocupados en defenderse legalmente de las acusaciones por sus fechorías, y en ingresar sus ahorros a la economía formal.
El ejemplo más depurado de lo que les escribo, lo tenemos en la actuación silenciosa, conciliadora y cooperativa de los diputados locales y federales que no tocan al actual gobierno ni con el pétalo de una declaración.
Soy un convencido de que es necesario y muy positivo para la sociedad, que exista una oposición, que se oponga, tanto o más que una prensa crítica, que critique.