viernes, julio 11, 2025

SE SACÓ LA RIFA DEL TIGRE

Opinión

CONFIDENCIAL

Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.

 

Seguramente el general, Carlos Arturo Pancardo Escudero, aún saborea la adrenalina del nombramiento. Ser designado secretario de Seguridad Pública de Tamaulipas no es poca cosa. Es un encargo que acaricia el ego y presume jerarquía. Pero el gusto puede durarle poco.

Porque al general ya deberían haberle informado que en Tamaulipas no fue ungido… sino emboscado. Le tocó, como se dice coloquialmente, la rifa del Tigre.

Y no es metáfora ligera. Aquí, la seguridad pública es un pantano donde muchos han entrado con uniforme reluciente y han salido manchados, salpicados o arrastrados por la ciénaga del crimen organizado.

Tamaulipas es frontera directa con el país más poderoso del mundo. Eso lo convierte en un corredor estratégico, codiciado por los grandes cárteles del narcotráfico, del tráfico de armas y de migrantes. Un paraíso para el delito… y un infierno para quien pretenda enfrentarlo.

Pero también, y he aquí lo más delicado, un tentador campo de corrupción para los mandos que deberían combatir esa misma delincuencia. Los sobornos no vienen en billetes sueltos. Vienen en costales.

Ahí reside el verdadero reto de Pancardo: no sólo enfrentar al crimen organizado, sino mantener a raya a los suyos. A sus jefes de región, a sus mandos medios, a los patrulleros que se dejan seducir por el dinero sucio a cambio de voltear la mirada.

El enemigo no siempre dispara desde una camioneta blindada. A veces saluda desde una oficina o rinde parte en un informe matutino. Pancardo deberá aprender que la deslealtad, en materia de seguridad pública, se paga con sangre… o con silencio.

El ejemplo más inmediato lo tiene en su antecesor, el general Sergio Hernando Chávez García. Aunque llegó con disciplina y buena disposición, el desgaste institucional terminó por envolver su gestión en señalamientos y reclamos sociales.

La Guardia Estatal, durante su periodo, fue blanco de críticas por presuntos abusos y acciones irregulares. Y si bien no se le atribuye participación directa, lo cierto es que la percepción pública se fue deteriorando con rapidez.

Ese es, en buena parte, el desafío que hereda Pancardo: una corporación cuestionada y una ciudadanía con el dedo en el renglón. Se necesita más que operativos y conferencias para recuperar la confianza.

Más allá del cargo, lo que hoy debe tener el nuevo secretario es una certeza clara: a Tamaulipas no vino a posar con uniforme planchado. Vino a hacer valer la ley… o a convertirse en otro eslabón débil.

Se equivocaría si pensara que lo trajeron por compromiso, por cuota castrense o como premio de retiro. Lo trajeron porque hay una urgencia: reconstruir la credibilidad en una institución que arrastra demasiados pasivos.

¿Será Pancardo el hombre correcto para una misión tan envenenada? Aún es pronto para saberlo. Pero su margen de gracia será muy corto. Tamaulipas no puede esperar indulgencias.

Aquí se le va a medir por resultados. Por la reducción de homicidios, por el desmantelamiento de células criminales, por el fin de los abusos policiacos. Y sí: por el castigo a los malos elementos dentro de la propia corporación.

Tiene el respaldo del gobernador. Tiene el respaldo de la Marina y del Ejército. Lo que no tiene —todavía— es el respaldo ciudadano. Y ese no se gana con discursos ni operativos mediáticos, sino con acciones concretas.

Si de verdad quiere marcar diferencia, que comience por depurar la casa. Que revise contratos, mandos, comandancias, y saque el bisturí sin temor. Porque si el crimen se infiltra desde dentro, el enemigo ya está adentro.

Pancardo tiene experiencia, hoja limpia y formación militar. Pero la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas no es un cuartel. Es un campo minado. Un juego de ajedrez donde las piezas cambian de bando sin avisar.

Ojalá entienda pronto que en este estado no se combate el crimen con partes informativos. Se combate con decisión, con inteligencia, con coraje… y, sobre todo, con integridad.

Le toca probar que no vino a tapar escándalos ni a fingir operativos. Que vino a enfrentar al Tigre. Porque si no lo enfrenta, lo devora.

ASI ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com

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