Adán Echeverría
Los leo y escucho muy aguerridos contra los planteamientos hechos por Javier Hernández Balcázar. Sin embargo, hasta ahora no he leído ni escuchado a nadie tocar puntos torales sobre sus dichos. En definitiva, el chamaco de 37 años no le está hablando a los nacidos en los años 50, 60, 70, 80, ni siquiera a los nacidos en los años 90’s. Para nada, el chamaco de 37 años le está hablando a los nacidos a partir del año 2000. Esos que tienen menos de 30 años, y una gran mayoría está entre los 20 y los 30 años.
A ellos habla Javier Hernández Balcázar. Y son esos mismos jóvenes menores de 30 años quienes están votando por gobiernos neofascistas (incluidos los gobiernos sionistas) de todo el mundo. Le está hablando a una base religiosa que ha puesto en el gobierno a personajes como Javier Milei en Argentina, a Nayib Bukele en el Salvador, a Bolsonaro en Brasil, a Donald Trump en el Imperio Gringo. Y esa base es muy, muy ancha.
Es en esa base votante de neofascistas (nacionalistas, género separatistas, machistas, colonialistas, supremacistas, xenofóbicos, aporofóbicos, odiadores de la diversidad sexual) donde las palabras, dichos y mensaje de Javier Hernández Balcázar tienen eco; les habla, y ese eco es repetido por los Temach, los Dreyfus, los Laje, los Adrián Marcelo, porque es parte de su mismo pensamiento.
Esos neofascistas para los que la mujer solo es un vientre que debe procrear soldados de dios que a pocos a muy pocos les ha entregado el liderazgo, el capital; les habla a esas mujeres que parecen querer convencerse de que ser obediente de lo que los machos-hombres digan, hagan les da el prestigio y reconocimiento que necesitan; y esos mismos dichos, validan los Pizzagates de Gringolandia, esa forma de hablar de pizzas para hablar de jovencitas que se repartían los magnates gringos; y que lo mismo le restan cualquier importancia a la pedofilia de sus líderes.
Uno de los héroes de ese movimiento neofascista es el mismo Elon Musk, sí, el dueño de la plataforma X, quien ya tiene 14 hijos con al menos 4 mujeres, solo de las que se tiene conocimiento. “El hombre es proveedor”; recuerde usted que Donald Trump tiene cinco hijos con al menos tres mujeres, igual que Jair Bolsonaro que tiene cinco hijos con tres mujeres.
Los dichos por Hernández Balcázar se tienen que poner en el justo nivel de las religiones que han estado impulsando agendas de gobierno a nivel mundial, esas mismas instuticiones reclaman el sitio que debe tener el varón por sobre toda mujer, pero la mujer es la voluntad: “solo por ustedes alcanzamos el cielo”. Recuerde usted que el sionismo judío, ha sido tomando por las iglesias cristianas, particularmente la Evangelista, para hablar de un sionismo cristiano, que devuelva a Israel la Tierra Prometida, con lo que han construido un sionismo bíblico que sirva a los intereses del capital sionista/neofascista.
Pero estos hermanos en religión, estos neofascistas que usan la religión para sus más perversos y descarados objetivos, ven en la equidad de género, un obstáculo para sus intereses.
Las mujeres que requieren los que piensan como Javier Hernández Balcázar son aquellas que trabajen para alcanzar los fines de estos machos: las Ghislaine Maxwel son bienvenidas; las Hillary Clinton, las Ivanka Trump, las Melania Trump, las Kamala Harris, las Giogia Meloni, las Patricia Bulrich, las Dina Boluarte, las Ursula von der Leyen, son deseadas, porque todas ellas trabajan por el mismo objetivo: la opresión de los pueblos, la opresión del más débil, la opresión de la mujer.
Dice Javier Hernández: “No le tengan miedo a ser mujeres, a permitirse ser lideradas por un hombre que lo único que quiere es verlas felices.” Todas las mujeres anteriormente nombradas, cumplen con ese mismo objetivo: no tienen miedo a ser lideradas por un hombre; son felices teniendo el reconocimiento de eso “machos religiosos”, solo habría que ver el rostro de Úrsula von der Leyen sentada obediente frente a Trump y aceptando para toda Europa, el 15% de aranceles en todos los productos europeos que quieran ingresar al Imperio Gringo.
Pero lo peor son esas cuatro mujeres, que como si de edecanes, o de modelitos de pasarela se tratara, se comportan cuáles porristas: Pam Bondi, Fiscal General de los gringos; Kristi Noem, Secretaria de Seguridad Nacional de los gringos; Tulsi Gabbard, Directora de Inteligencia Nacional; y Karoline Leavitt, Secretaria de prensa de la Casa Blanca; cuyos desplantes y apuntes fascistas en sus intervenciones en los últimos seis meses van: desde crear anuncios para meter miedo a comunidades migrantes, señalar que no existían armas nucleares en Irán ni deseos de ese país por fabricarlas y luego desdecirse frente a Donald Trump; la fascista persecución de migrantes por su color de piel y por hablar una lengua que no fuera el inglés mediante el ICE; maltratar a la prensa que cubre la fuente de la Casa Blanca, y siempre sentirse superior a todos los que la cuestionan; o, decir que tiene y liberará los expedientes de los clientes de Jeffrey Epstein, para luego negar que los tenía, negar que lo hubiera dicho, acusar a la prensa sobre no haber entendido lo que ella dijo y llegar al extremo de negar que el nombre de su jefe-dueño-líder hombre por quien feliz se deja guiar, Donald Trump, se encuentre en esas listas, en esos expedientes del magnate pederasta y pedófilo Epstein, que no piensan liberar.
He acá los ejemplos de las mujeres que Javier Hernández Balcázar necesita, a las que les habla.
No son poca cosa, son una base enorme que van formando a los neofascistas-sionistas gobiernos o a las oposiciones de gobiernos (como el que padece México), a nivel internacional. Jóvenes y jovencitas, que por el miedo de sus padres a vivir en libertad crítica de conciencia y valores, dada la violencia desatadas en todo el mundo por los grupos criminales de trasiego de drogas, tratantes de blancas, secuestradores de infantes para el turismo y abuso sexual, son conducidas, repito, por sus padres y caen en los grupos juveniles de sectas religiosas, de religiones (catolicismo, judaísmo), en sectas psicofantasiosas como el couching, o la Luz del Mundo, y otras similares a NXIVM, Puentes para la Paz, en las que el valor de la mujer se disfraza de vocación para ponerse al servicio a los hombres guerreros y proveedores.
Mucho cuidado con tomarse las palabras de Javier Hernández Balcázar a la ligera.
¿Masculiniqué?