AL VUELO
Por Pegaso
Una de las primeras acciones de la Tremenda Corte… perdón, de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación fue abrir las puertas del recinto para simbolizar que será accesible al pueblo.
Lo segundo que hicieron fue una pantomima llamada entrega del bastón de mando, otro símbolo usado por algunos pueblos originarios de México y América Latina.
Según su definición, representa un pacto de autoridad y compromiso dentro de las comunidades y se entrega en un acto significativo que refleja el respeto y la aceptación del cargo.
Algo totalmente innecesario porque no está dentro de los protocolos de toma de protesta ni juramentos que se hacen por parte de los magistrados cuando se comprometen a cumplir y hacer cumplir la ley.
Ni mucho menos está contenido en el Reglamento encomendarse a Quetzalcóatl, como dicen que lo hicieron en esa ceremonia.
Este día 1 de septiembre se instaló la Suprema. En el mes de octubre entrarán el resto del sistema judicial morenizado.
Yo pienso que los nuevos órganos de impartición de justicia del país tendrán la oportunidad histórica de manifestar su independencia de cualquier influencia política o ideológica a partir de los primeros casos que se atiendan.
Si se ve que reciben línea, ya valimos madres, porque entonces nuestras libertades penderán de un hilo y la cacería de brujas estará a la orden del día.
Puede que la primera prueba de fuego sea la demanda por 400 millones de pesos que les metió Pío López Obrador, hermano del Cabecita de Algodón al portal informativo Ladinus y a su comentador estrella, Loret de Mula, por difamación y los que resulten.
Si la Tremenda Corte falla a su favor, ya sabremos por dónde va a mascar la iguana. Y luego vendrán otros casos donde igualmente los ministros pondrán a prueba su imparcialidad.
El nuevo tribunal llega con la narrativa muy trillada del indito que logró superarse y ahora encabeza el órgano de impartición de justicia más importante del país, al igual que lo hizo el Benemérito de las Américas, Benito Juárez.
Pero para mí que va a ser como una jaula de las locas donde pasará todo lo inimaginable.
Ya sabemos quién será el Tremendo Juez: Hugo Ortiz Aguilar. Falta ver quién va a ser Trespatines (se me antoja que será Loret de Mula, porque pinta para ser un cliente frecuente), quién será Rudecindo Caldeiro y Escobiña (creo que será Pío López Obrador) y quién será Luz María Nananina.
A ver. Se abre la sesión:
(Sonido de campana). ¡Audiencia pública! El tremendo juez de la Tremenda Corte va a resolver un tremendo caso.
-¿Qué caso tenemos hoy, secretario?
-Un tipo al que lo grabaron en video recibiendo sobres con grandes sumas de dinero para la campaña política de su hermano.
-Bueno. Llame pues a los implicados en este sobrecidio.
-Enseguida, señor juez. ¡Piodecindio Caldeiro y Lopezobradoriño!
-¡Presente!
-¡José Carlendario Loretpatines!
-¡A la rejaaaaa!
Algo así es lo que pienso que va a pasar si la Suprema no hace un supremo esfuerzo por dejar a un lado las ideologías políticas con las que obtuvieron el triunfo el pasado 1 de junio, con apenas el 13% de votación.
Olvídense de su militancia o simpatías propias por algún partido político o personaje. Estarán ahí para servir a la Patria y hacer cumplir la ley, no consignas.
Si así lo hiciéreis, que el Pueblo Bueno y Sabio se los premie, si no, que se los demande.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Posee mayor valor perverso apercibido que excelente próximo a discernir”. (Más vale malo por conocido que bueno por conocer).
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