SIN FILTROS
Por Brenda Ramos
Los Peña Ortiz han convertido Reynosa en su negocio personal. Cuatro administraciones municipales consecutivas y una estructura política que se hereda como propiedad privada.
Ahora, van por la quinta, intentando imponer nuevamente a su candidato o candidata, mientras refuerzan su control sobre espacios públicos estratégicos.
En este contexto, el Parque Cultural Reynosa se ha convertido en el nuevo objetivo de disputa: una batalla que ya no es solo legal o institucional, sino política y territorial.
Va Makito por el comodato del Parque Cultural
El alcalde Carlos Peña Ortiz ha intensificado su exigencia para que el Gobierno del Estado le entregue en comodato el Parque Cultural y el Centro de Convenciones. El argumento: sin esa cesión formal, el municipio no puede intervenir ni dar mantenimiento a la zona, que hoy presenta signos visibles de abandono y contaminación, particularmente en la Laguna La Escondida.
Sin embargo, esta narrativa fue desmontada públicamente por el presidente del Congreso del Estado, Humberto Prieto, quien durante un desayuno con medios en Reynosa afirmó:
“Eso no es excusa para no limpiar. Todos los años siempre estuvo limpia esa parte. Porque el municipio lo limpiaba. De repente lo dejaron de hacer.”
La declaración apunta a un punto crucial, el deterioro actual no se debe a una imposibilidad legal, sino a una omisión deliberada del municipio, que históricamente sí atendía el área sin necesidad de contar con su administración formal.
Timming y coincidencias
Esta ofensiva por el comodato no ocurrió en cualquier momento. Apenas unos días antes, el alcalde organizó un evento deportivo masivo: un partido entre leyendas del América y Chivas en el Polideportivo Reynosa, con la participación estelar del exgobernador Cuauhtémoc Blanco.
Fue inmediatamente después de ese evento que Peña Ortiz comenzó a presionar públicamente por el comodato del Parque Cultural. El timming no parece casual. ¿Por qué el interés repentino por este espacio justo después de mostrar su capacidad de convocatoria en otro recinto estatal?
Más aún, surgen coincidencias inquietantes: Cuauhtémoc Blanco ha sido señalado por otorgar contratos millonarios a la empresa Alimentos con Idea S.A. de C.V., propiedad de los hermanos Ortiz Domínguez, originarios de Chihuahua.
Es el mismo apellido, Ortiz, que domina la política de Reynosa desde hace más de una década. Y es también el estado de origen de la exalcaldesa Maki Ortiz, madre del actual presidente municipal.
No hay evidencia directa de conexión entre estas personas o empresas y el comodato en Reynosa. Pero el patrón —apellidos, orígenes, redes políticas— plantea preguntas legítimas sobre coincidencias que no deberían ser ignoradas.
¿Para qué se quiere el comodato?
El comodato no es indispensable para realizar limpieza básica. Así lo confirmó Humberto Prieto, y así lo demuestra la práctica anterior del propio municipio. Lo que permite un comodato, en cambio, es control administrativo, autorización de eventos, manejo de presupuestos, concesión de espacios y proyección política.
El Parque Cultural Reynosa no solo es un espacio verde. Es también un lugar de visibilidad, encuentro ciudadano y recursos operativos. Su control representa poder. Y en una ciudad donde ya se ha entregado en comodato el estadio de béisbol por 10 años, la insistencia por quedarse con otro recinto estatal no parece casual ni desinteresada.
Un debate de fondo
Más allá del debate técnico, esta es una lucha por el territorio político. El comodato se ha convertido en la nueva herramienta de expansión del poder local. Se disfraza de gestión operativa, pero en el fondo busca consolidar una presencia que ya domina el aparato municipal y ahora intenta sumar espacios estatales con valor estratégico.
Lo que está en juego no es solo quién recoge la basura. Es quién decide qué hacer con uno de los espacios más representativos de Reynosa.
Si el alcalde no puede recoger la basura que suba el suplente, pero el Cultural no debe pasar a una familia que lleva gobernando 4 administraciones, que ha secuestrado Reynosa y ha convertido la ciudad en un negocio personal, y que quiere el lugar para imponer por quinta ocasión a un nuevo alcalde o alcaldesa.