Por Oscar Díaz Salazar
Utilizar letras inclinadas a la derecha y un círculo con efectos de movimiento giratorio, en su logotipo, es el cambio que ofrecen los panistas, el único visible hasta el momento, en una acción que ofrecen como el re lanzamiento del Partido Acción Nacional.
Aunque no soy de los que piensan, en automático y en todas las circunstancias, que todo tiempo pasado fue mejor, me parece que en el caso del PAN, si aplica ese criterio de ponderar el pasado como una etapa mejor, desde muchos puntos de vista, y por eso creo que los panistas debieron buscar en el pasado, para entender lo que hoy les pasa, y para encarar un futuro que no se vislumbra fácil ni color de rosa para ellos.
Con los triunfos en las elecciones, los panistas optaron por abandonar la doctrina, la ideología, la mística, el afán de ser diferentes, el propósito de ser mejores, las prácticas democráticas, la buena costumbre de discutir y consensuar sus desiciones, la convicción y las prioridades que tuvieron en sus primeros años de existencia, y con ese abandono, los panistas cayeron en el supuesto que advertía Luis H. Alvarez cuando decía: Nunca nos derrotó la derrota, que no nos derrote ahora la victoria.
Para intentar perpetuarse en el poder, los panistas incurrieron en los mismos vicios que los priistas: nepotismo, tráfico de influencias, saqueo de los recursos públicos, afiliación corporativa, autoritarismo, acuerdos con poderes fácticos y agentes nocivos, etc,, etc.
Para no hablar (escribir) en abstracto, les puedo decir que hoy el PAN en Tamaulipas ya no es de los panistas, como colectividad, porque hoy tiene un dueño mayoritario, Francisco N, y algunos asociados que controlan y usufructúan pequeñas parcelas de poder.
Desde hace más de una década, el PAN de Reynosa no tiene una presidencia elegida en forma ordinaria, y lo que es excepción en sus documentos básicos, se ha convertido en regla al mantener una Delegación que se hace cargo de la conducción partidista.
La calidad moral para exigir democracia en los procesos electorales, que le daba a los panistas su aplicación en los procesos internos, hoy no la tienen, pues esa buena práctica de elegir a sus líderes en democracia, es letra muerta y simple recuerdo.
En cuanto a la solvencia moral de los panistas tamaulipecos, esa se perdió en cuanto “los pusieron donde hay”, y con honrosas y contadas excepciones, los panistas que fueron convocados a las tareas de gobierno, hoy no solo comen con manteca, algunos pueden presumir de haber arreglado la situación económica de sus sucesores de las próximas tres generaciones, por lo menos.
Creo que el PAN tiene futuro, que por lo menos en la teoría representan a un importante segmento de la población mexicana, que pueden reinventarse con éxito y que tienen una gran riqueza en la tradición, en un pasado que no supieron honrar con su actuación en el gobierno.
Pero el regreso al sendero de los triunfos electorales y la confianza de los electores, no la van a obtener con un simple cambio de imagen, se necesita mucho más.
De lo más destacado, y útil para los panistas, en esta campaña de relanzamiento (nótese la frase extraída de la mercadotecnia, refiriéndose al partido como a un producto) es el anuncio de que no buscarán más alianzas, especialmente con el PRI.
Tan solo por eso, por decidir abandonar la coalición con el PRI, me parece que si quieren cambiar los panistas y si tienen conciencia de sus problemas.