LA SANCIÓN A MUÑOZ CANO

Opinión

Por Oscar Díaz Salazar

Si un hombre se vuelve malo
al hombre le llaman perro
Si un hombre se vuelve malo
al hombre le llaman perro
Que ofensa para mi perro,
compararlo a gente mala

Milonga para mi perro
María Dolores Pradera

El dirigente estatal del Partido Verde Ecologista de México, Manuel Muñoz Cano, fue declarado culpable, y por lo tanto sancionado, por los integrantes del Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM), por ejercer violencia política de género contra la diputada de morena Katalyna Mendez.

Los hechos, o más bien los dichos, que denunció la diputada victorense, fueron las declaraciones del líder del Verde, en las que se refirió a ella como “la niña”.

No comparto el punto de vista de la diputada ni de los Consejeros Electorales que encontraron ofensivo el dirigirse como Niña a un actor político, y por eso mismo sujeto a la crítica, a un representante popular que trabaja en una institución que en otras naciones se denomina parlamento, vocablo que deriva de parlar, de charlar, de discutir, de hablar.

Me parece absurdo que en la argumentación de estas querellas, agreguen intencionalidades o ánimo de ofender, donde no lo hay o no hay forma de demostrarlo.

En este caso concreto, no veo ofensa al decirle niña, pues bajo ninguna circunstancia puede ser ofensivo equiparar a un ser humano, de sexo femenino y de corta edad. Incluso cuando la palabra “niña” lleva implícita el señalamiento de la homosexualidad masculina.

Espero que Manuel Muñoz Cano lleve el litigio a instancias superiores, donde suelen fallar contra las resoluciones del IETAM. Espero también que lleguemos pronto y con éxito a un nuevo equilibrio, al uso de un lenguaje que deje atrás la cultura machista y patriarcal que tenemos, ejercemos y algun@s padecen, y que esa lucha legítima que están dando para erradicar la violencia política contra las mujeres, no degenere en abuso de algunas de ellas para cobrar notoriedad y evadir la crítica que es inherente al ejercicio de los cargos públicos y a la política, en la democracia.

Sostengo que es más perniciosa y peligrosa la intolerancia, los intentos de censurar y de impedir la libre manifestación de las ideas, con el argumento de la ofensa por el uso de determinadas palabras o el estilo de los discursos.

Los políticos, y en general las personas de cualquier edad, estrato social, condición, situación, sexo y género, pueden ser, y algunos son, ladrones, deshonestos, infantiles, ambiciosos, subordinados, groseros, incultos, irresponsables, aprovechados, maliciosos, ociosos, viciosos, engreídos, vanidosos y “sanababiches”, como dicen en la frontera. Establecido esto, les pregunto por qué sería violencia política de género utilizar alguna de esas esas palabras con las mujeres, si las mismas se utilizan con los hombres.

Es como si la tesorera y la secretaria de salud de Cabeza de Vaca, se dolieran de violencia política de género, cuando se les acusa de varios delitos relacionados con el manejo de millonarios recursos económicos.

El párrafo de la canción de María Dolores Pradera, es para invitados a reflexionar sobre el lenguaje, las palabras, las comparaciones, las ofensas y los sentimientos. Por mi parte creo que la generación de cristal está estirando la liga, tanto que se está pareciendo mucho a la censura.

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