LA COMUNA
José Ángel Solorio Martínez
Reynosa, Tamaulipas, en toda su historia, ha dado dos gobernadores a Tamaulipas. El primero, Marte R. Gómez (1937-1940); el segundo, Francisco García Cabeza de Vaca (2016-2022). Oriundos de la misma región, fueron diametralmente opuestos; emanados de dos diferentes grupos políticos, tenían que ser conductualmente contrarios.
Marte llegó a la gubernatura por sus sólidas raíces políticas y culturales con el portesgilismo; Francisco, por los oscuros intereses de la (contra) Reforma Energética del presidente Enrique Peña Nieto en complicidad con el PAN.
El ingeniero Gómez, había participado en la revolución mexicana, al lado de Emiliano Zapata en las relevantes Comisiones Agrarias -era agrónomo de la escuela de Chapingo-; se distinguió siempre por ser promotor y mecenas de varios artistas, como Frida y Diego Rivera en sus más maravillosas etapas creativas.
Se interesó por resolver el problema agrario del estado y respetó con decencia el trabajo del consolidado sindicalismo de Tampico y su periferia. Ha sido evaluado como un excelente gobernador; sólo se le señala, no sin razón, por su conducta homofóbica: promulgó una -hoy sería flagrantemente anticonstitucional, sexista, contraria a las libertades y demás- ley para gravar con impuestos a los solteros de Tamaulipas y permitió la expulsión de esas criaturas del señor, a los estados de Veracruz, San Luis Potosí y Nuevo León.
Al momento de emitir esa legislación, la sociedad de esos años no levantó la voz; sólo hubo pequeños susurros de desacuerdo, que fueron acallados por las mayoritarias virtudes de su gobierno.
(Da para una novela el tema. El personaje central, fue educado con una formación militar -Chapingo, estuvo bajo la rígida educación castrense- en un internado, en donde ante la ausencia de mujeres, era común -o con cierta frecuencia- las relaciones entre el mismo sexo.
¿Qué vivió el joven Gómez en ese claustro?
¿Su patología de odio contra la diversidad, tuvo su origen en lo visto intramuros de Chapingo?).
Con Portes Gil como aliado, gobernó sin sobresaltos.
Cabeza de Vaca, arribó como gobernador a Tamaulipas, con el impulso de los más sórdidos acuerdos entre el PRI y el PAN. Estudió en escuelas privadas y desarrollo un proyecto microempresarial: la venta de chamoyadas; sí: agua con chile.
Tuvo amigos de toda la vida, a muchachos sin quehacer; pero eso sí: con una ambición desmedida, por lo cual poco les importó transgredir la ley para hacerse de un puñado de dólares.
Marte concluyó su vida pública en la sobria medianía; Francisco, finalizó su ciclo de gobernador con una fortuna que pocos se atreven a cuantificar. Se caracterizó por ser como senador, antinacionalista: regaló los hidrocarburos de la nación a los poderosos industriales transnacionales y su inmenso capital lo expatrió para los EU en donde los invirtió en empresas diversas.
Es un personaje.
Hasta hoy, aquella ciudad, nos ha regalado dos gobernadores de novela.
