LA COMUNA
José Ángel Solorio Martínez
Los intensos esfuerzos que hace la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, porque la IV T y su Segundo Piso, aterrice en Tamaulipas, hasta hoy, han sido infructuosos. Tres actores políticos, son los responsables directos de esa tarea inconclusa: la senadora Olga Sosa Ruiz que se debate en el lodo de sus propios errores; la alcaldesa tampiqueña, Mónica Villareal Anaya, que se desgasta por los actos inmorales de sus hijos su esposo -y su exesposo, Mario Leal a trasmano de su hijo- y su vocación derechista de privatizar los espacios públicos y el notable deshonor del alcalde maderense, Erasmo González Robledo quien enfrenta el duro reclamo popular por su corrupción y el abandono gubernamental de la ciudad.
¿Quién ha aportado más a la erosión moral de la IV T y su Segundo Piso?
Difícil de cuantificar.
Esa tercia, no la mata nadie en la región.
Son de ejemplo la munición para las oposiciones.
En casi todo el sur del estado, existe un vacío de poder dejado por la IV T. Se olvidaron de gobernar para dedicarse de tiempo completo a expoliar los erarios y lucrar para sus fines personales con la autoridad que le confirió la ciudadanía.
Y para agudizar esa crisis que se manifiesta en la desaparición del tejido moral del movimiento encarnado -lamentablemente- por esos personajes que sólo provocan repulsa y que están dejando un legado de gobierno memorablemente reprobable.
La senadora, ha dejado su indeleble marca en el quehacer público. A Olga Sosa Ruiz se le asocia con los más bajos principios de la política en Tamaulipas; se le vincula, con un anti-marketing abominable: con lo avieso, la ausencia de principios, la orfandad de ideología y todo lo que emblematiza a un indeseable parlamentario mexicano.
Hoy mismo, está en un debate consigo misma, jurando por su inocencia y achacando a fantasiosos -como sus ancestros millonarios- enemigos campañas de desprestigio y de odio que, ante la realidad, engrandecen sus defectos.
¿Cómo demonios explicar el origen de 3 millones de dólares?
Esa mácula la perseguirá hasta el final de los tiempos; no por la cantidad de dinero, sino porque nadie – ¿roba? – ese monto sin incorporarlo para siempre a su ADN.
Erasmo, sufre una de las caídas de popularidad más drástica que se recuerde en un actor político. La Marcha del Sombrero, tendrá un contingente en Madero; la demanda central, no es justicia para la familia Manzo: es para exigir al alcalde, resuelva el abandono que tiene a decenas de colonias.
Las casi noventa comunidades urbanas, saldrán a la calle para externar su rencor contra la autoridad municipal.
Villarreal Anaya, ni se inmuta. Se hace la que no escucha el enfado ciudadano, por el desmantelamiento de los espacios públicos para regalarlos a los inversionistas.
No sabe gobernar con los principios rectores de la IV T. Absurdo caso: gobierna solo para su familia.
Sí: MORENA se pudre por dentro; hace tiempo, que su fisiología se descompone.
