ODIO

Opinión
Al Vuelo
Por Pegaso
Desde este modesto espacio de opinión, condeno tajantemente las expresiones de odio, las ofensas, los denuestos, las diatribas, los agravios, las injurias, los insultos, los menosprecios, los oprobios, los ultrajes, los vituperios y las burlas con que se refieren unos a otros quienes están en bandos contrarios.
México está dividido. Es la realidad.
Se vale tener opiniones diferentes. Lo que no es válido es que, amparados en el anonimato de las redes sociales, hagamos escarnio de los demás.
Yo, Pegaso, soy enemigo de la violencia en cualquiera de sus expresiones, llámese física o verbal.
Como Jesucristo, si alguien me da una cachetada pongo la otra mejilla. No es cuestión de dejarse apabullar, sino de zanjar una cuestión de la manera más inteligente.
Como decía El Chómpiras, cuando el Botija le decía torpe. Solamente contestaba: “¡Ahhh, sí!” Y asunto terminado. Los problemas crecen de manera proporcional a la importancia que les demos, y algo pequeño suele convertirse en una calamidad porque nosotros mismos le damos poder.
Digo lo anterior porque he visto en Facebook, X, Instagram y otras redes sociales cómo se refieren a la Presidenta de la República, Claudia Shikitibum y a su antecesor, el Pejidente ALMO.
Ahora que este último sacó su más reciente libro, los malvados reaccionarios, conservadores, fifís y aspiracionistas han arrancado una campaña de odio, pero aderezada con mil insultos, que van desde lo risible hasta lo vulgar.
Un ejemplo es la composición gráfica que acompaña este artículo.
Obviamente, quien lo elaboró y lo publicó mantiene un odio corrosivo hacia el Cabecita de Algodón, que lo único que hizo fue echar a patadas del Gobierno Federal a los corruptos priístas y panistas.
Pero los chairos no se quedan atrás. He visto iguales o peores manifestaciones de odio contra sus detractores.
Como dije, se vale disentir, pero no generar violencia verbal, porque la violencia verbal puede decaer fácilmente en violencia física.
Ofender es fácil, sobre todo en las redes sociales. Muchas veces, al ser testigos de una situación, difícilmente podemos contener las ganas de reaccionar visceralmente. Pero eso no abona nada en la solución de los problemas que agobian al país.
Aún hay corrupción, aún hay narcoviolencia, aún hay pobreza extrema, aún hay carestía, aún hay carencia de medicamentos en los hospitales, aún tenemos problemas en infraestructura para la salud pública y la educación, aún hay simulación… Hay miles de asuntos pendientes que nos afectan a todos los mexicanos y, ¿qué hacemos? Nos desgastamos en discusiones estériles.
Está bien. En el 2018 llegó un nuevo gobierno. Uno de izquierda. Sabemos que la izquierda, la derecha, el centro, la socialdemocracia o cualquier orientación política, tiene teoría detrás, y cada quien propone una forma de buscar el progreso.
Si el PRI en 80 años no pudo, si el PAN en 12 fracasó y MORENA en 7 ahí la lleva, como el burrito, un paso para adelante y dos para atrás, habrá que esperar hasta las siguientes elecciones. A final de cuentas, si el mexicano promedio se siente a gusto con este sistema de gobierno, seguirá dándole su apoyo y si no, pues el resultado se verá en las urnas.
Mi pronóstico es que MORENA permanecerá en el poder todavía unos años más, dependiendo de factores como la entrega de pensiones y el aumento al salario mínimo, los dos principales éxitos de la Cuarta Transtornación, contra la violencia extrema, la corrupción y el abandono institucional.
Repito: Yo tengo mi propia opinión y es absolutamente válido que cada quien apoye a quien le de su reverenda gana. Lo que no se vale es el insulto.
(El material gráfico que se incluye en este artículo es con el fin de ilustrar el grado de división a que se ha llegado en el país y las manifestaciones de odio que cada vez son más comunes).
Ahora viene el refrán estilo Pegaso: “Personalmente, con dos bofetadas es más que suficiente”. (Yo, con dos cachetadas tengo).
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