Por Oscar Díaz Salazar
Con frecuencia me pregunto en que momento, y por quien, se definió que el permiso que otorga (o niega) el gobierno norteamericano para ingresar a su territorio (visa) equivalía a un certificado de decencia, honorabilidad, buen juicio, honestidad y capacidad para el servicio público.
Como fue que un tema qué tal vez sea de gran importancia para los habitantes de la frontera norte, y la sur de los Estados Unidos, me refiero al de “la tarjeta” para pasar al otro lado, se volvió uno de los temas principales del debate sobre la política y la administración pública de México.
Los habitantes de la frontera norte, incluyendo la de Tamaulipas, sabemos que la visa que te venden los gringos, – y también te niegan – la conceden, o rechazan su petición, luego de una verificación simple de los documentos que presentas y que acreditan los generales del peticionario y los comprobantes de ingresos económicos, y tras una valoración superficial y subjetiva, a cargo de un oficial del gobierno gringo al que su gobierno le otorga ese poder de autorizar o negar el documento para ingresar a su país.
Mi sospecha sobre la relevancia que se ha otorgado a las visas gringas en el debate de la política mexicana, es que el argumento lo ha puesto de moda un individuo señalado por ser agente de las Agencias norteamericanas, un sujeto que pretende influir en la política mexicana desde Texas, porque no se atreve a ingresar al territorio nacional para hacer frente a las múltiples denuncias por diversos delitos.
Es lógico que un texano le dé la mayor importancia a las desiciones del gobierno gringo, porque se trata de su país, aunque también tenga la otra nacionalidad y haya sido en Mexico donde adquirió fama, aunque mala, y una fortuna que le alcanza para que coman con manteca varias generaciones de sus descendientes.
Creo, con el sustento de múltiples evidencias, que es Francisco N el que mantiene vigente en los medios de comunicación y redes sociales, el argumento de las visas para descalificar a los políticos rivales a los que se les ha negado el ingreso a los Yunaited… y no me consta, pero tampoco dudo, que sea el mismo Francisco N quien, en ese ánimo de “colaborar con quien sea necesario para ayudar a Mexico”, hubiera puesto “dedo” a sus contrincantes políticos, con el Tio Sam, para que les quitaran o invalidaran sus visas.
Pido perdón a mis lectores por el uso de la jerga delincuencial, que utilizo con la pretensión de que me entienda el líder de la Vaca Salvatrucha.
PD hasta este momento conservó el certificado de bondad y decencia que me otorgaron los gringos (visa) y que uso ocasionalmente para ir por una jamburguer.
