Propuestas Viables/ Por: Jesús Elías

Opinión

Renuncia Episcopal

En línea con la publicación más reciente de esta columna, y de otra más antigua titulada castidad incluyente. Hoy hablaremos de la renuncia del obispo titular de Saltillo, Mons. Raúl Vera López. Quien apoyo abiertamente el movimiento LGBT.

Aunque hay temas que siguen en boga como: el covid 19, la seguridad de la que poco se habla, la pérdida de empleos, la preparación de la nuevas campañas del 2021, el tren maya y otros. Es también importante, hablar de valores y derecho.

El prelado, que actualmente despacha en la Diócesis de Saltillo, está próximo a cumplir la edad jubilatoria que son los 75 años. El canon 401.1 refiere lo siguiente:  “Al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias”. Por un lado el derecho y por otro la mala praxis pastoral, pues la Iglesia acoge y orienta a toda persona; sin hacer show.

En los tiempos de los escándalos mediáticos, el citado fraile, se convirtió en seguidor y abanderado de un movimiento que como refiere la Sagrada Escritura en el libro del Génesis; no es aprobado por la religión católica a la que pertenece.

No se trata de un discurso de odio, sino de hablar con la verdad. No es un tema de religión, sino de naturaleza. El Buen Pastor orienta y propone soluciones, no se convierte en parte del problema; confundiendo al resto de las ovejas.

Parece que Don Raúl, no dimensiono que lo que el presenta como defensa de los derechos humanos; no es otra cosa que la promoción de una moda que va en contra del matrimonio y la familia. Por tanto, mala praxis pastoral.

Con respeto a todas las confesiones de fe y por supuesto a la comunidad LGBT, considero que el matrimonio y la familia son el fundamento de la sociedad. Así como reitero no existe Iglesia Oficial, lo que queda es caminar en la verdad.

Para caminar en la verdad, es necesario respetar la ley. Siempre que la ley, no transgreda el derecho natural a la vida. Nadie debe morir por decisión propia o de otros, el término de la vida es un proceso natural, tal como conservar las especies.

Ni por que lo diga un legislador, ni por que lo diga un clérigo; el matrimonio y la familia dejaran de ser las estructuras adecuadas. El mundo lamenta miles de muertes, pero promueve la muerte asistida en múltiples formas. ¡Qué Vergüenza!  

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