AL VUELO
Por Pegaso
Los influencers ya tienen su santo patrono: San Carlo Acutis (Londres, 3 de mayo de 1991-Monza, 12 de octubre de 2006), también conocido como “El Influencer de Dios”.
Recién el papa Pancho lo canonizó en una misa celebrada en la Plaza de San Pedro, en El Vaticano.
San Carlo es también el primer santo milennial de la Iglesia Católica. Pero para mí que lo que buscan es hacer que los chavos se acerquen más a la institución, porque cada vez tiene menos feligreses alrededor del mundo.
Sí. Efectivamente, las iglesias cristianas y evangelistas le están ganando la delantera a la sacra, santa e inmaculada Iglesia Católica, Apostólica y Romana, sobre todo desde que se descubrió la red de pederastia que manejaba y encubría el padrecito Marcial Maciel, también conocido como “El Lobo de Dios” por una serie de HBO.
Como decía, los influencers ya tienen a quién encomendarse para tener más “likes” y seguidores, así como los periodistas tienen a San Francisco de Sales, los albañiles a San Antonio de Padua, los policías a San Miguel Arcángel y los narcos a San Jesús Malverde.
Hay santos inventados. Por ejemplo, San Cuilmas, el Petatero, San Bailón Pascual y San Goloteo.
Por cierto, ¿cuál es el santo más sabroso? ¡Pues el San-dwich!
Ya en serio. Se sabe que para canonizar a alguien tiene que pasar mucho tiempo, desde que se hace la propuesta hasta que se demuestra que ha realizado al menos dos milagros comprobados.
Los procedimientos que utiliza la Iglesia Católica para la canonización se asemejan mucho a los del exorcismo: Tienen que demostrarse empírica y científicamente que son casos reales, y para ello mandan a una comisión de especialistas, algunas veces laicos para hacer las verificaciones y pruebas necesarias.
En el caso del chaval recién canonizado, San Carlo Acutis, se le atribuye la curación de un niño brasileño de 7 años, quien padecía un trastorno pancreático. Se curó cuando tocó una reliquia de Acutis. Un milagro que fue aprobado por el mismísimo Papa Pancho en el 2020.
Un segundo milagro ocurrió con una estudiante de Costa Rica de 21 años. La joven sufrió de un trauma cerebral al caer de una bicicleta. Después del profundo estudio realizado por médicos y teólogos, el Dicasterio para las Causas de los Santos determinó que sí fueron milagros.
Así, pues, la Iglesia Católica está estrenando santo. A partir de ahora hay que acostumbrarnos a ver en los perfiles de los influencers la efigie de Carlo Acutis, algo cachetoncito, con una melena abundante, negra y rizada y una beatífica sonrisa, ataviado con jeans, camisa de manga corta y su infaltable mochila a la espalda donde lleva su portátil.
Para quienes no saben quién fue Carlo Acutis, la Wikipedia nos dice que fue un estudiante italiano y un aficionado programador de informática, conocido por documentar milagros eucarísticos y apariciones marianas aprobadas en todo el mundo y catalogar toda esa información en un sitio web que creó antes de su muerte por leucemia.
No alcanzó el verdadero auge de las redes sociales. De hecho, fue en 2006, el año de su muerte cuando surgieron las plataformas hoy más populares, como Facebook, MySpace y Twitter, impulsados por la Web 2.0.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Beato que se oculta de la vista, no recibe reverencia”. (Santo que no es visto, no es venerado).
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